Isabel Amalia (Sissi) |
Isabel y su hermana Elena |
Boda de Isabel y Francisco José I |
Tras la ceremonia religiosa, el largo día de la boda de Isabel y Francisco José I, se prolongó hasta bien entrada la noche. Audencias, una procesión por las calles de Viena para presenciar la iluminación de la ciudad en honor de los recien casados y por fin, la cena de gala, que dio por finalizados los actos de la jornada nupcial.
El día de la boda fue un fiel reflejo de lo que sería su vida en la corte. Protocolo, rígidas normas y estrictos planes que debían cumplirse a rajatabla, sin tener en cuenta los sentimientos de una niña a le que ni siquiera se le permitió abrazar a sus propias primas ahora que ya era la emperatriz de Austria.
Isabel con uno de sus perros |
Hablaba varios idiomas: el alemán, el inglés, el francés, el húngaro, debido por su interés e identificación con la causa húngara y el griego, este último aprendido con ahínco para poder disfrutar de las obras clásicas en su idioma original.
Tuvo cuatro hijos:
- Sofia Federica de Habsburgo-Lorena, archiduquesa de Austria (1855-1857), fallecida a los dos años de edad aquejada de tifus.
- Gisela de Habsburgo-Lorena, archiduquesa de Austria (1856-1932).
- Rodolfo de Habsburgo-Lorena, Príncipe Heredero de la Corona (1858-1889).
- María Valeria de Habsburgo-Lorena, archiduquesa de Austria (1868-1924).
Isabel con sus tres primeros hijos |
María Valeria |
La relación entre el emperador e Isabel nunca fue buena. No compartían ninguna afición y pasaban muy poco tiempo juntos. En buena parte la culpa era del emperador, que no le acompañaba en ninguna de sus salidas y estaba siempre trabajando.
A partir de su tercer embarazo, surgió en ella una recalcitante manía de mantenerse bella y delgada. Con el enfermizo fin de mantener su peso en 50 kilos, con una altura de 1,72 metros y de guardar su cintura en tal sólo 47 centímetros, Isabel se inventó una serie de dietas de adelgazamiento y hábitos alimenticios. A falta de especialistas en nutrición, que no existían en su época, nadie podía decirle a la emperatriz que su cuadro correspondía al de una enferma bulimaréxica. La palabra comprende a los aquejados de las dos enfermedades nutricionales más extendidas del occidente actual: la bulimia y la anorexia. Se observa en personas propensas a los atracones de comida compensados con la obsesión compulsiva de hacer ejercicio. Se alimentaba básicamente a base de pescado hervido, alguna fruta y jugo de carne exprimida.
Su bebida favorita era la leche, una de las pocas pasiones que llegó a compartir con su marido. En el palacio de verano de Schönbrunn, mandó instalar un establo. Para no prescindir de leche fresca durante sus largos viajes, solía transportar vacas, cabras o corderos con ella.
El kéfir, una bebida láctea espesa fermentada por bacterias y hongos, que en aquella época era muy conocida en Rusia, pero no se consumía en Centroeuropa, fue otro de los alimentos que incluyó pocos años antes de su muerte en sus curas de adelgazamiento. Otro de sus experimentos más conocidos fueron "las curas de la glándula tiroidea", a base de un líquido que procedía de glándulas tiroideas animales.
Isabel desaparecía de la mesa si estaba en presencia de su marido o de su familia política. Los únicos que llegaron a disfrutar de la imagen de la emperatriz sentada a una mesa debidamente puesta, fueron sus ocho hermanos y hermanas, algún que otro miembro escogido de su familia de Baviera, los Wittelsbacher, su hija menor Valeria, a la que adoraba y a la que solía referirse como su única hija y su profesor de equitación, el inglés Bay Middleton, de quien se enamoró perdidamente.Isabel |
Su bebida favorita era la leche, una de las pocas pasiones que llegó a compartir con su marido. En el palacio de verano de Schönbrunn, mandó instalar un establo. Para no prescindir de leche fresca durante sus largos viajes, solía transportar vacas, cabras o corderos con ella.
El kéfir, una bebida láctea espesa fermentada por bacterias y hongos, que en aquella época era muy conocida en Rusia, pero no se consumía en Centroeuropa, fue otro de los alimentos que incluyó pocos años antes de su muerte en sus curas de adelgazamiento. Otro de sus experimentos más conocidos fueron "las curas de la glándula tiroidea", a base de un líquido que procedía de glándulas tiroideas animales.
Anillas del gimnasio personal de Isabel |
A lo largo de los años, se acrecentó obsesión por mantener su figura y ni siquiera por las noches proporcionaba el merecido descanso a su cuerpo. Decidió ceñir sus caderas con paños húmedos varias veces por semana.
Isabel con su pelo suelto |
Herramientas para realizar sus peinados |
Uno de los peinados elaborado por Fanny para Isabel |
Isabel era considerada una de las mujeres más bellas de su época y ella era muy consciente de ello y se sentía especialmente orgullosa de su poblada melena. A diferencia de otras mujeres de su tiempo, rehusó utilizar maquillajes muy fuertes o perfumes. Daba mucha importancia a la naturalidad y sólo su larga melena podía ser rociada con esencias de perfume.
Isabel, cubriendo su rostro |
Desde los 44 años sufrió casi permanentemente dolores de ciática y acumulación de líquido en las piernas. Sus visitas a los balnenarios de Karlovy Vary, Gastein, Baden-Baden o Bad Kissinger, no contribuyeron a mejorar su estado. El único médico que logró cambiar un poco sus manías nutritivas fue Georg Metzger, que probablemente echó mano de la psiquiatría.
En 1882, a la edad de 45 años, abandonó la equitación, al parecer lo hizo nada más conocerse el anuncio de casamiento de su profesor de equitación, Bay Middleton. Pocos meses después, empezó a aprender esgrima y sustituyó las monterías y la caza del zorro en Inglaterra o Irlanda por las largas marchas. En una ocasión anduvo 30 kilómetros en tan sólo siete horas.
A partir de los 50 años, el cutis de Isabel estaba muy deteriorado al igual que su dentadura, debido a su mala alimentación.
Rodolfo y María Vetsera poco antes de la tragedia de Mayerling |
Isabel y Francisco José I velando a su hijo Rodolfo |
A Isabel se le juntan en muy poco tiempo cuatro desgracias:
- Su primo, el Rey Luis II de Baviera, con el que tenía una gran amistad y afinidad, se suicida.
- Su cuñado Maximiliano, emperador de México, es derrocado y fusilado en México.
- Su hijo Rodolfo se suicida.
- Su hermana Sofía Carlota de Baviera muere quemada viva en París.
Una de las últimas fotos de Isabel |
Palacio Achilleion |
Entre otras excentricidades, al final de su vida, se hizo tatuar un ancla en el hombro, por el amor que sentía por el mar y las travesías y por sentirse sin patria propia y se hacía atar al mástil de su barco durante las tormentas.
Paseaba a diario durante ocho largas horas, llegando a extenuar a varias de sus damas de su séquito. Adoraba viajar, no permaneciendo en el mismo lugar más de dos semanas.
Isabel a caballo |
Se negó a practicar deportes de moda como el tenis. La necesidad de un compañero de juego, contradecía sus ansias de independencia. Practicó la natación, la esgrima, el senderismo y a los 60 años, poco antes de morir, aprendió a montar en bicicleta.
Disfrutó de la literatura, en especial de las obras de William Shakespeare, de Friedrich Hegel y de su poeta predilecto, Heinrich Heine.
Detestaba el ridículo protocolo de la corte imperial de Viena, de la que procuró permanecer alejada el mayor tiempo posible y desarrolló hacia dicho protocolo una auténtica fobia que le provocaba trastornos psicosomáticos, como cefaleas, náuseas y depresión nerviosa. Se mantuvo alejada, siempre que pudo, de la vida pública.
Coronación de Isabel y Francisco José I como reina y rey de Hungría |
Aunque estuvo ausente de su imperio, no dejó de estar pendiente de los asuntos de Estado. De hecho, fue la propia Isabel una de las impulsoras de la coronación de Francisco José como rey de Hungría, hecho que se produjo finalmente en 1867.
Isabel atacada por el anarquista italiano Luigi Lucheni |
Cortejo fúnebre de Isabel |
Cripta Imperial donde descansan: Isabel, Francisco José I y su hijo Rodolfo |
Luigi Lucheni estaba en realidad planeando un atentado contra el pretendiente al trono francés, un príncipe de la Casa de Orléans, pero al leer en un periódico que el príncipe francés anulaba la visita y que la emperatriz se encontraba en la ciudad, cambió de víctima.
Recibió varias distinciones honoríficas:
- Soberana Gran maestre de la Orden de la Cruz Estrellada (Imperio Austrohúngaro).
- Soberana Gran maestre de la Orden del Amor al Prójimo (Imperio Austrohúngaro).
- Soberana Gran maestre de la Orden de los Virtuosos (Imperio Austrohúngaro).
- Protectora de la Orden de Isabel Teresa (Imperio Austrohúngaro).
- Dama gran cruz de la Imperial Orden de San Carlos (Segundo Imperio Mexicano).
- Dama de la Orden de las Damas Nobles de la Reina María Luisa (Reino de España).
- Rosa de Oro de la Cristiandad (Ciudad del Vaticano, 1868).
Uno de los más famosos valses de Johann Strauss, que lleva el nombre de Myrthen-Kränze Walzer, Op. 154, fue estrenado en un cumpleaños de Isabel y está dedicado a ella.
Romy Schneider en el papel de Sissi |
Su imagen es actualmente un icono turístico de Austria. En el palacio Hofburg de Viena, que ella tanto detestaba, hay actualmente un museo en su honor. También es un icono turístico bávaro, región de origen de Isabel, con un museo en su localidad natal, Possenhofen.