No, no somos iguales, ni falta que hace. El conjunto de nuestros cromosomas hace que cada uno de nosotros seamos únicos. Pero es una realidad que los hombres y las mujeres a su vez somos distintos, tanto física como biológicamente. Lo que no tienen que ser diferentes son los derechos de cada uno de nosotros por el hecho de ser hombre o mujer. Hay algunos trabajos que son más difíciles de realizar por las mujeres pero a la que tenga capacidad de realizarlo no se le pude negar ese derecho simplemente por ser mujer porque seguro que también hay hombres que no podrían realizar dicho trabajo.
Precisamente el que seamos distintos ofrece más posibilidades de realizar distintas tareas, si todos fuésemos médicos, no habría nadie que cultivase la tierra o arquitectos que diseñaran los edificios ni albañiles que los construyeran. Lo que hay que hacer es crear las condiciones para que cada persona desarrolle sus cualidades, para que se realice personalmente y sea un bien para la comunidad.
La forma de percibir el mundo y de procesar la información incide directamente en el razonamiento y en la conducta de los individuos. Cada uno de estos pequeños detalles son las características generales que definen y diferencian el comportamiento del hombre y la mujer.
Con respecto al Cuerpo calloso: tejido fibroso que conecta los hemisferios derecho e izquierdo, hay estudios contradictorios, por un lado aseguran que el cuerpo calloso es mayor y está más desarrollado en las mujeres y por otro que esas diferencias no son tan perceptibles.
El hipotálamo, con dos áreas bien documentadas: el área preóptica y el núcleo supraquiasmático, tienen claras diferencias entre ambos sexos.
- El área Preóptica, está involucrada en el proceso de apareamiento. En machos de varias especies, el área preóptica es mayor. En los hombres, en concreto, unas 2,2 veces mayor que en las mujeres y contiene el doble de células. Las diferencias aparecen a partir de los cuatro años de edad. A los cuatro años, el número de células de este núcleo disminuye en las chicas. Su función exacta en el comportamiento no se conoce exactamente.
- El núcleo Supraquiasmático, está involucrado en los ritmos circadianos y los ciclos reproductivos. La única diferencia entre hombres y mujeres en esta zona es la forma. En los hombres es una esfera, en las mujeres es más alargada. Es posible que la forma influya en las coxeniones que establece esta zona con otras áreas del cerebro, especialmente del hipotalamo.
Si bien el cerebro de la mujer es once por ciento menor que el del hombre, el cerebro femenino está más finamente desarrollado.
Los varones tienen mayor cantidad de materia blanca en el cerebro (fibras largas cubiertas de grasa que transmiten impulsos eléctricos del cerebro al cuerpo) lo que permite que la información se mueva con más facilidad de una región del cerebro a otra.
Dos zonas del cerebro que son proporcionalmente más grandes en los hombres son:
- La corteza parietal, que procesa señales de los órganos sensoriales e interviene en la percepción espacial.
- La amígdala cerebral, que controla las emociones y la conducta social y sexual.
Hombre:
- Mejor interpretación visuoespacial en tests que examinan la rotación mental y las habilidades de percepción espacial.
- Los lóbulos temporales se activan bilateralmente (PET), en las pruebas de razonamiento matemático, esta específica activación cortical no es observada en mujeres.
- Capacidad para procesar una sola tarea con mayor concentración. Por ejemplo, al leer, disminuye la agudeza auditiva.
Mujer:
- Mejor habilidad lingüística en ciertas habilidades verbales, especialmente en fluencia verbal de tipo fonético pero no semántico.
- Velocidad perceptiva.
- Tareas manuales motoras finas.
- Memoria verbal.
- Capacidad para realizar tareas intelectuales simultáneamente debido a mayor densidad del cuerpo cayoso.
Cromosomas humanos |
El hombre es genéticamente más débil que la mujer, padece más enfermedades hereditarias, una de las razones por la cual, la expectativa de vida de la mujer es entre el 4 y el 12% mayor.
Hay diferencias hormonales, las cuales determinan la parte emocional del carácter:
- La hormona femenina, los estrógenos, estimulan la sensibilidad y el espíritu maternal. Esta cualidad hormonal aumenta sobre todo durante el ciclo menstrual y el embarazo.
- La hormona masculina, la testosterona, genera un carácter cortante, más audaz y agresivo, también genera una violencia correcta para hacer frente a situaciones de fuerza. La testosterona produce hirsutismo, voz grave, masa muscular, desarrollo testicular, etc.
Con la menopausia, la mujer no se vuelve hombre porque la cantidad de testosterona suprarrenal es muy poca y porque los órganos ya están desarrollados.
Con respecto a la sensorialidad las diferencias son:
- Las mujeres tienen mayor agudeza auditiva, gustativa y olfativa.
- Los hombres tienen mayor agudeza visual.
- Las mujeres tienen mayor ángulo de visión.
- El hombre tiene mayor sentido de la profundidad y la perspectiva.
- Las mujeres detectan más fácilmente los sabores amargos y los hombres los salados.
En el aspecto de la salud, los hombres padecen más enfermedades graves y las mujeres más leves. Las mujeres sufren menos problemas cardiovasculares debido a que sus hormonas femeninas las protegen.
A los hombres les afecta más el estrés. Referente a los problemas psicológicos, las mujeres sufren más depresiones, crisis de angustia y más intentos de suicidio, pero hay un mayor número de psicópatas hombres y un número más alto de ellos ponen fin a su vida.
Sobre el tamaño y composición corporal, hasta la edad de 12-14 años, alrededor de la pubertad, los hombres y las mujeres no difieren sustancialmente en:
- Peso.
- Estatura.
- Pliegues cutáneos.
- Anchura de huesos.
- Circunferencias.
Entre los 12 y 13 años, la proporción entre masa grasa y estatura empieza a estabilizarse en las mujeres, pero en los hombres continúa incrementándose hasta la edad de 20 años. En las mujeres la masa grasa alcanza su punto más alto sobre los 18 y 20 años y es el 72% de la alcanzada por los hombres.
Desde los 7 hasta los 25 años la densidad de la masa grasa en las mujeres, es constantemente menor que en los hombres. En la pubertad, las composiciones corporales de los sexos comienzan a cambiar notablemente. El estrógeno ocasiona una mayor deposición de grasa en las mujeres, especialmente en las caderas y los muslos y un mayor ritmo de crecimiento de tejido óseo, esto hace que los huesos de las mujeres alcancen su longitud final antes antes que los del hombre.
El sistema cardiovascular; Las mujeres tienen un menor volumen de sangre, un menor número de glóbulos rojos (aproximadamente un 6% menos) y menos hemoglobina (aproximadamente un 15% menos).
Desde los 7 hasta los 25 años la densidad de la masa grasa en las mujeres, es constantemente menor que en los hombres. En la pubertad, las composiciones corporales de los sexos comienzan a cambiar notablemente. El estrógeno ocasiona una mayor deposición de grasa en las mujeres, especialmente en las caderas y los muslos y un mayor ritmo de crecimiento de tejido óseo, esto hace que los huesos de las mujeres alcancen su longitud final antes antes que los del hombre.
El sistema cardiovascular; Las mujeres tienen un menor volumen de sangre, un menor número de glóbulos rojos (aproximadamente un 6% menos) y menos hemoglobina (aproximadamente un 15% menos).
Las mujeres tienen un corazón más pequeño, lo que produce una frecuencia cardíaca más elevada, un menor volumen sistólico y menor pulso de oxígeno.
En las mujeres se observan con cierta frecuencia déficit de hierro e incluso anemias, debido fundamentalmente a los períodos menstruales y a los embarazos.
La regulación de la temperatura corporal; las mujeres tiene más ventajas en ambientes calurosos y húmedos que los hombres, desde el momento que ellas pueden realizar el mismo trabajo con menos pérdida de líquido y menor gasto fisiológico. Soportan mejor un esfuerzo durante horas con una temperatura alta siempre que el grado de humedad sea bajo.
La capacidad aeróbica del hombre es superior a la de la mujer en un 33% cuando se refiere al peso total del cuerpo, pero es mucho menor 17% cuando la relación se establece con el peso magro. Las causas que podían explicar dichas diferencias serían la menor talla y peso de la mujer, así como la de los órganos implicados en el mantenimiento de la capacidad aeróbica: corazón y pulmones, lo que daría lugar a la disminución de los volúmenes funcionales de ambos órganos (volumen sistólico y capacidad vital).
El músculo y la fuerza. En términos fisiológicos y biomecánicos, los músculos son idénticos en el hombre y la mujer. La diferencia reside en que la masa muscular sólo es un 24% en un cuerpo femenino, mientras que suele ser del 40% en cuerpos masculinos. La fuerza de los grupos musculares inferiores son semejantes en el hombre y en la mujer. Los hombres son más fuertes en las partes superiores.
Diferencias sexuales del hombre y la mujer. La respuesta sexual , en general, es más variable en las mujeres que en los hombres. Puede que se deba a las diferencias culturales y educativas más que a factores estrictamente físicos. La mayor parte de las diferencias se refieren a los aspectos psicosexuales y vamos a ver algunas de ellas:
Hombres:
- Excitación en solitario con estímulos sexuales. Pocos hombres se masturban sin fantasías eróticas.
- El estado de ánimo del varón depende de la excitación conseguida. Un hombre puede estar enfadado, incluso molesto con su mujer, pero cambia y se anima cuando advierte la posibilidad de una relación sexual.
- El hombre se excita cuando tiene estímulos sexuales. No es necesario que todo sea maravilloso.
- Preferencia por estímulos visuales. Es una consecuencia de la necesidad de estímulos sexuales. Al hombre suele gustarle mirar y tener la luz encendida.
- Interés prioritario por las caricias genitales desde el primer momento.
- Necesidad de variaciones en la fase de meseta. El hombre, interesado en los aspectos sexuales, suele buscar incrementos de excitación a base de cambiar de posición, de caricia...
Mujeres:
- La fantasía no es imprescindible en las mujeres. Muchas de ellas, por ejemplo, se masturban y llegan al orgasmo mientras piensan en otra cosa. Lo mismo cabe decir durante la relación de pareja. Hay mujeres que, gozando de la situación, hablan de cosas que no tienen que ver con el momento, lo que suele irritar a los hombres.
- Mucha influencia del "clima". Para empezar la excitación, el ambiente, el entorno, las circunstancias... deben ser lo más agradables que sea posible.
- Preferencia por estímulos auditivos y táctiles, los cuales requieren una actitud positiva por parte del varón. La mujer agradece la luz apagada, así como las buenas palabras y las caricias tiernas.
- Desinterés por las caricias genitales en los primeros momentos. La excitación inicial se logra mejor con caricias en cualquier otra parte del cuerpo, con buena dosis de respeto y nada de exigencia. La mujer agradece las caricias genitales cuando está a punto de llegar a la fase de meseta, pero no antes.
- La mujer, una vez llegada a la fase de meseta, tiene un interés prioritario por llegar al orgasmo. Considera más interesante un tipo de caricia sostenido y continuo que la lleve al orgasmo, que no un surtido de variaciones. Corre el riesgo de perder excitación en los momentos de cambio.
El músculo y la fuerza. En términos fisiológicos y biomecánicos, los músculos son idénticos en el hombre y la mujer. La diferencia reside en que la masa muscular sólo es un 24% en un cuerpo femenino, mientras que suele ser del 40% en cuerpos masculinos. La fuerza de los grupos musculares inferiores son semejantes en el hombre y en la mujer. Los hombres son más fuertes en las partes superiores.
Diferencias sexuales del hombre y la mujer. La respuesta sexual , en general, es más variable en las mujeres que en los hombres. Puede que se deba a las diferencias culturales y educativas más que a factores estrictamente físicos. La mayor parte de las diferencias se refieren a los aspectos psicosexuales y vamos a ver algunas de ellas:
Hombres:
- Excitación en solitario con estímulos sexuales. Pocos hombres se masturban sin fantasías eróticas.
- El estado de ánimo del varón depende de la excitación conseguida. Un hombre puede estar enfadado, incluso molesto con su mujer, pero cambia y se anima cuando advierte la posibilidad de una relación sexual.
- El hombre se excita cuando tiene estímulos sexuales. No es necesario que todo sea maravilloso.
- Preferencia por estímulos visuales. Es una consecuencia de la necesidad de estímulos sexuales. Al hombre suele gustarle mirar y tener la luz encendida.
- Interés prioritario por las caricias genitales desde el primer momento.
- Necesidad de variaciones en la fase de meseta. El hombre, interesado en los aspectos sexuales, suele buscar incrementos de excitación a base de cambiar de posición, de caricia...
Mujeres:
- La fantasía no es imprescindible en las mujeres. Muchas de ellas, por ejemplo, se masturban y llegan al orgasmo mientras piensan en otra cosa. Lo mismo cabe decir durante la relación de pareja. Hay mujeres que, gozando de la situación, hablan de cosas que no tienen que ver con el momento, lo que suele irritar a los hombres.
- Mucha influencia del "clima". Para empezar la excitación, el ambiente, el entorno, las circunstancias... deben ser lo más agradables que sea posible.
- Preferencia por estímulos auditivos y táctiles, los cuales requieren una actitud positiva por parte del varón. La mujer agradece la luz apagada, así como las buenas palabras y las caricias tiernas.
- Desinterés por las caricias genitales en los primeros momentos. La excitación inicial se logra mejor con caricias en cualquier otra parte del cuerpo, con buena dosis de respeto y nada de exigencia. La mujer agradece las caricias genitales cuando está a punto de llegar a la fase de meseta, pero no antes.
- La mujer, una vez llegada a la fase de meseta, tiene un interés prioritario por llegar al orgasmo. Considera más interesante un tipo de caricia sostenido y continuo que la lleve al orgasmo, que no un surtido de variaciones. Corre el riesgo de perder excitación en los momentos de cambio.