Por Alejandra Agudo
Solo el 6% de las vías de Madrid están dedicadas a mujeres. Poco más que santas y reinas en el callejero.
Maria Pia Ercolini, geógrafa italiana, se ha propuesto acabar con la desigualdad entre hombres y mujeres en las calles de las principales ciudades italianas. Literalmente. De las 16.550 vías de Roma solo 580 (3,5%) están dedicadas a mujeres, cantidad mucho menor a las 7.575 (45,7%) con nombre de ilustres varones. En su estudio también recoge esta desproporción en Madrid: de 11.500 calles, 2.800 (24,3%) reconocen a hombres, frente a 700 (6%) en recuerdo de féminas. Estos datos le han servido para iniciar la campaña Tres mujeres, tres calles,
que consiste en proponer a los alcaldes que dediquen las próximas tres
nuevas vías de su ciudad a mujeres: una de la zona, una italiana y otra
extranjera. Para impulsar este proyecto ha creado un grupo en Facebook –Toponomastica Femminile–
que ya cuenta con 2.850 miembros. “Pedimos a todos los ayuntamientos
que, con buenas prácticas, corrijan esta flagrante discriminación”,
incluye en el texto de presentación de este espacio.
“Esto sólo se le ocurre a una mujer”. Lo dice Valentina Fernández, investigadora en el CSIC, autora de El Madrid de las mujeres (2007),
cuyos datos son los que recoge el estudio italiano. El libro refleja
la falta de reconocimiento en general a las mujeres en Madrid, y tiene
un capítulo dedicado al callejero. Para Fernández no existe ciencia de
género –“solo hay ciencia”- pero ahora se investigan más estas cosas
porque hay más mujeres científicas y “tienes que ser mujer para
sentirlo”. La autora destaca con asombro que Victoria Kent, abogada y política republicana, la primera mujer que ingresó en el Colegio de Abogados de Madrid, no tenga dedicada una calle.
El motivo según la autora es que “el sexismo de la sociedad se refleja
en todo, en el idioma, los monumentos… y también en las calles”.
Lo mismo piensa Giulia Savini,
empresaria italiana que recopiló los datos sobre el callejero de Madrid
para el proyecto de Maria Pia Ercolini. “Lo que hemos visto es que
históricamente no se ha dado importancia a las mujeres en la ciencia o en la política y eso tiene mucho que ver con la escasez de calles
dedicadas a ellas”, comenta Savini, que se implicó en el estudio porque
“como mujer” le interesan estos temas y coincidió que se encontraba en
nuestro país. “En España hay más calles dedicadas a mujeres que en Italia”, apunta. En Milán, solo un 3,1%
del total de vías públicas tiene como protagonista a una dama, frente
al 58,1 con nombre de varón. Las ciudades son el reflejo de su historia y
sus habitantes. Por eso, explica la investigadora del CSIC, las féminas
del callejero madrileño son principalmente santas, vírgenes, reinas o heroínas. “Porque la nuestra es una sociedad muy religiosa y tradicional”.
El 80% de las 3.500 vías con nombres de persona que había en 2007 en Madrid, cuando Fernández publicó su estudio, estaban dedicadas a hombres.
La proporción podría haber cambiado con la creación de nuevos barrios
en la capital en los últimos años. Pero la tendencia a poner nombres
temáticos (flores, árboles, montañas) en los mismos no parece apuntar a
que las féminas hayan ganado en representación en el callejero. Aunque
no hay estadísticas al respecto. En un vistazo al mapa de la ciudad se
puede ver que las zonas de reciente construcción como el ensanche de
Vallecas (al sureste) o Las Tablas (al norte) han optado
mayoritariamente por accidentes geográficos. Mientras
que en Sanchinarro (al norte) predominan los nombres de personas, con
una cierta paridad de sexos. Políticos ellos, reinas ellas.
Sean calles nuevas o ya existentes, es el pleno del Ayuntamiento el que decide
qué nombre se grabará en cada una de las placas de fondo azul y letras
blancas que las identifican. Pero no tiene el monopolio de la propuesta.
Cualquier vecino o institución puede hacerlo en su Junta de Distrito,
que decidirá si el personaje en cuestión, hombre o mujer, sería apto
para el callejero. En caso afirmativo, y tras el visto bueno del
delegado de las Artes, el pleno votará su incorporación o no al mapa municipal. Pero no vale cualquiera. El primer requisito es que esté muerto. “Para evitar sorpresas en su biografía”, comenta la investigadora. Ya había fallecido Josefina Manresa, esposa de Miguel Hernández, cuando en calidad de concejal, Fernández planteó que un colegio público en el barrio de Salamanca llevara su nombre. Había llegado a un acuerdo con el PP, pero al final no salió adelante. La viuda del poeta tampoco tiene calle. Puede que acabe teniéndola en Roma o Milán a propuesta de Maria Pia Ercolini.
Pero Madrid una excepción en este sentido. Asun Gandarillas Solinís, profesora de Formación Profesional en un Instituto en Málaga creó el blog Calles con nombre de mujer. “Me di cuenta un día de que apenas había calles dedicadas a mujeres destacadas”, explica, “esto no es más que un reflejo de lo que hay fuera de las calles, extrapolable totalmente”. En su primer texto recoge datos de diferentes ciudades españolas en este sentido, extraídos de diversos estudios. “La que más tiene es Guadalajara (9,4 %), y la que menos, Vigo (2,7 %)”, escribió.
Los siguientes le han servido para contar quiénes son esas mujeres
ilustres que dan nombre a las calles de la geografía española. La
última: Lilí Álvarez, en Málaga. “Una feminista, escritora y deportista. En resumen, me ha fascinado".
El callejero refleja a la sociedad pasada y una parte de la
actual: la mujer solo era digna de admiración, por ser
santa, abnegada y sumisa.
Imágenes: placas de calles del centro de Madrid, recopiladas por http://pedroreina.net/pm