El valor de esta cena
asciende a diez millones de sestercios. Consultadas algunas referencias para
calcular el equivalente en euros, la cena en cuestión ascendería a unos 15
millones de euros. Y la otra cuestión sería el número de comensales que en este
caso sólo serían Cleopatra VII y Marco Antonio, llevando a su país al borde de
la ruina. Después de un sensual encuentro en Tarso, en su fastuoso trirreme
real, Cleopatra exigió la ejecución de su hermana Arsinoe como requisito
indispensable para prestarle ayuda a Marco Antonio, el cual accedió a su
propuesta. Cleopatra, tratando de impresionar a su amante, apostó que era capaz
de meterse "entre pecho y espalda" una cena de diez millones de
sestercios. Lógicamente, Marco Antonio aceptó.
Llegado el día en
cuestión, se sirvió la cena con los manjares más exquisitos y, lógicamente,
caros. Llegó Cleopatra a la cita con un impresionante collar con dos hermosas
perlas, se dirigió a Planco, elegido juez de la contienda, y le preguntó cuánto
podía valer cada una de las perlas. "Al menos, cinco millones de
sestercios", contestó el juez.
Tras dicha
"tasación", Cleopatra echó una perla en una copa y la llenó de
vinagre (recordemos que las perlas están formadas principalmente por carbonato
de calcio que al reaccionar con el vinagre desprende calcio y CO2) para que se
disolviese la perla y poder beberla. Cuando iba a repetir la operación con la
segunda perla, para "gastar" los diez millones, Marco Antonio se dio
por vencido.
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